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<dl><font size=2 color="#808080"><b><br>
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<dd>Centro de DDHH de la UNSL</font>
<dd><font size=4 color="#000080">A 34 años del último Golpe
Militar</font>
<dd><font size=2>
<dd>El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de San Luis
expresa con motivo de conmemorarse el Día Nacional de la Memoria por la
Verdad y la Justicia algunos conceptos al respecto.</b>
<dd>
<dd>La escritora Graciela Montes escribió en su libro EL GOLPE: “Algunas
personas piensan que de las cosas malas y tristes es mejor olvidarse.
Otras personas creemos que recordar es bueno, que hay cosas malas y
tristes que no van a volver a suceder precisamente por eso, porque nos
acordamos de ellas, porque no las echamos fuera de nuestra memoria”.
<dd>
<dd>La Argentina sufrió a lo largo de su historia múltiples golpes de
Estado siendo el iniciado el 24 de marzo de 1976 el más cruel de todos,
crueldad para no fracasar donde los otros lo habían hecho.
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<dd>Los que tomaron el poder en 1976 decidieron cambiar la sociedad de
raíz, acabar con experiencias políticas previas como también
legislaciones y derechos básicos de la sociedad.
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<dd>Dentro de los esquemas de este “nuevo país” no había lugar para la
disidencia y la diferencia. Así, el último golpe de Estado irrumpió en la
historia no sólo por sus reformas económicas, sino también por haber
arrojado la suma de 30.000 desaparecidos.
<dd>El golpe no se gestó de manera espontánea, sino que tuvo como apoyo a
una extensa trama de complicidades de empresarios, dirigentes políticos,
obispos, militares, periodistas que supieron y callaron por convicción o
docilidad. El dispositivo desaparecedor aplicado fue un administrador del
terror y la muerte.
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<dd>Por eso, a 34 años de lo acontecido no sólo debemos recordar a las
víctimas del terrorismo de Estado, sino también los procesos políticos
que posibilitaron que esto sucediera. El último golpe no sólo dejó
desaparecidos y muertos, también trajo consigo marginación y exclusión,
esos son los resultados del autoritarismo criminal que al día de hoy, aún
vemos sus consecuencias.
<dd> </font>
<dd><font size=2 color="#000080"><b>“El silencio no será una respuesta ni
el tiempo cerrará las heridas”</b></font>
<dd><font size=2>
<dd>A partir del restablecimiento de las instituciones constitucionales,
hubo avances históricos como el Informe de la Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas y el juicio a los integrantes de las tres
primeras juntas militares, entre otros procesos judiciales, y grandes
retrocesos como las llamadas leyes de punto final y de obediencia debida
y los indultos presidenciales a condenados y procesados por la justicia
federal.
<dd>Recordar el pasado reciente en este año del 34 Aniversario del asalto
al poder perpetrado en marzo de 1976, tiene un significado particular
cuando a partir de la anulación por parte del Congreso de la Nación de
las leyes de impunidad y estas normas han sido declaradas
inconstitucionales por una Corte Suprema, ha permitido la condena de
militares y policías que habían sido beneficiados por la obediencia de
vida y el punto final.
<dd>
<dd>Estos últimos logros, son el producto del rechazo colectivo del
olvido, y como lo afirmaban las Madres de Plaza de Mayo ya bajo la
dictadura militar, cuando preguntaban dónde están los
detenidos-desaparecidos, y planteaban los interrogantes de la verdadera
reconciliación nacional, “el silencio no será una respuesta ni el tiempo
cerrará las heridas”.
<dd>
<dd>El juicio y castigo a los responsables de desapariciones forzadas,
torturas, ejecuciones y apropiación de niños, no es un acto de venganza
sino de justicia. Reafirman que la vida humana es valiosa, que la
libertad debe ser preservada, que debe respetarse la identidad y los
lazos más sagrados que pueden existir entre los seres humanos, que nunca
debe quebrantarse el derecho a un juicio justo, y que éste es un
requisito para garantizar todos los derechos humanos para todos.
<dd>
<dd>Es necesario continuar con el ejercicio de la memoria y trabajar para
alcanzar la Verdad y Justicia, reclamando a las autoridades políticas y
jurídicas continuar los juicios y castigos a los responsables de crímenes
de lesa humanidad.
<dd>
<dd>La memoria es nuestra fuerza. Por eso, mientras la memoria no se
borre, los culpables seguirán siendo culpables y esos hechos aberrantes
no volverán a repetirse NUNCA MÁS.
<dd>
<dd>Este 24 de marzo de 2010, debemos también reivindicar en la acción
concreta de cada día, en la militancia de cada uno de nosotros como
ciudadanos los ideales, las utopías y el accionar de aquellos que se
jugaron la vida por un país más justo, igualitario y solidario.
Olvidar en la acción las reivindicaciones de aquellos militantes es
condenarlos por segunda vez a la muerte, a la desaparición forzada.
Estemos presentes y solidarios en la lucha de cada obrero, de cada
desocupado, de cada docente, de cada estudiante, solo así los militantes
de los ‘70 estarán más presentes que nunca.
<dd>
<dd>Este 24 de marzo, no solo deberá ser el espacio de la memoria y del
NUNCA MÁS, sino también la exigibilidad de otros derechos vulnerados que
padece nuestra sociedad.
<dd>“La casa no está en orden, solo podrá estarlo cuando no exista más la
figura del desaparecido, cuando aparezcan todos los niños apropiados y
todos los asesinos hayan sido juzgados y sentenciados”.
<dd>
<dd>Los 30 mil desaparecidos…. presentes, ahora y siempre.</font>
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