[UNSL] Diseñan un dispositivo para remover el arsénico del agua

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Mie Oct 30 17:15:00 ART 2019


Noticias
Universidad Nacional de San Luis
30 de octubre de 2019


Diseñan un dispositivo para remover el arsénico del agua


La ingeniera Química Martha Barroso Quiroga es la directora del proyecto
Hydrica. Junto a un equipo interdisciplinario trabajan desde el año 2016 en
la creación de una tecnología para remover el semi metal de las aguas
naturales.

En Argentina y en la Provincia no hay datos toxicológicos ni epidemiológicos
que relacionen la presencia de arsénico en el agua con el desarrollo de
enfermedades relacionadas con este elemento, este fue el nicho de
investigación que encontró el equipo para poder avanzar en sus estudios.
«Teníamos desarrolladas las metodologías analíticas para la determinación de
arsénico dentro de los laboratorios y vimos que había una problemática
fehaciente y por ello decidimos abocarnos en encontrar un material o varios
materiales que pudiesen adsorver arsénico», dijo Barroso.

Adicionalmente al proyecto de investigación, los científicos forman parte de
un proyecto de extensión en el que visitan escuelas de la Provincia. En
estos trayectos hacen relevamientos a través de encuestas que les permiten
tener una idea sobre el consumo de alimentos y los hábitos que tienen esas
poblaciones y que pueden llegar a repercutir en su salud.

En los talleres además, les enseñan a los alumnos de las escuelas a fabricar
filtros caseros de remoción de arsénico que se hacen a partir de lana de
acero.

Forma de trabajo

Los investigadores están trabajando con distintos materiales para remover el
arsénico, con el objetivo de que sean de alta disponibilidad y de bajo
costo, uno de ellos es la arcilla. Actualmente el equipo ha probado con
arcillas de Mendoza y tres (3) de San Luis provenientes de Las Chacras,
Potrero de los Funes y Los Puquios, con grandes resultados.

Para su trabajo, los científicos utilizan agua sintética basada en las
caracterizaciones que han realizado de aguas naturales de la Provincia
proveniente de las localidades de Batavia, Fortuna, Nueva Galia, Fortín del
Patria, Buena Esperanza, Unión, Villa Mercedes, San Luis y La Punta. «A
excepción de las grandes urbes, las otras localidades tienen concentración
de arsénico, algunas muy por encima de las recomendadas por la Organización
Mundial de la Salud (OMS), mayoritariamente las del sur de Villa Mercedes»,
sostuvo Barroso.

El agua llega a la población de diferentes maneras: en algunas localidades
la municipalidad realiza pozos que alimentan tanques y desde ellos se
distribuye a la red en el pueblo o a varios pueblos. A esos pozos se les
hace tratamiento microbiológico con cloro, pero a pesar de tener tratamiento
con UV no es suficiente, ya que el arsénico se remueve solamente cuando pasa
a través de un equipo de ósmosis inversa o basado en la metodología de
adsorción.

Muchas localidades tienen plantas de ósmosis inversas, algunas de ellas
municipales y otras privadas. En esas zonas, la población tiene acceso a
agua sin arsénico que la utilizan para beber pero no para cocinar o bañarse.
Para cocinar (como indica el 100% de las encuestas que realizaron) utilizan
el agua corriente.

Parte del trabajo de los científicos implicó relevar las concentraciones de
arsénico en distintas zonas de la Provincia, para luego preparar aguas
sintéticas que simulaban dichas concentraciones. Uno de los próximos pasos
del equipo es probar los materiales en aguas naturales. «La diferencia entre
las aguas naturales y las sintéticas es que en las últimas sólo hay
arsénico, en las naturales hay otros iones que al probarlos pueden entrar en
competencia con el arsénico cuando se trata de adsorber, por ejemplo cuando
hay altas concentraciones de flúor, que se comportan muy similarmente»,
agregó la Directora.

A través de una beca que Martha Barroso consiguió por la Fundación Carolina,
pudo viajar a España, probar las arcillas y comprobar que el desempeño de
los materiales que trabajan desde la Universidad era óptimo en la remoción
de arsénico 3 y arsénico 5. A partir de ello, el equipo confía en el buen
desempeño que tendrán los materiales en aguas naturales.

Próximos pasos

Actualmente los investigadores han recibido nuevas propuestas de trabajo a
través de los centros ganaderos del sur de la Provincia. Junto a un equipo
multidisciplinario, Barroso está trabajando en este nuevo proyecto que busca
solucionar la problemática de los productores rurales a los que el ganado se
les muere. «El ganado necesita ciertos componentes del agua que no son los
mismos para el consumo humano, esto haría que el filtro para los animales
sea más económico que el necesario para el consumo humano y es uno de los
filtros que se podría fabricar en el corto plazo», sostuvo la científica.

Al mismo tiempo, están desarrollando un convenio con la Fundación
Latinoamericana de Energías Renovables, donde trabajan con fibra de vidrio e
impresiones 3D y les facilitarían a los investigadores la carcasa de vidrio
que rellenarían luego con los materiales que están creando.

Desde el punto de vista de la extensión, los investigadores tienen como
objetivo seguir brindando capacitaciones para el uso de los dispositivos y
poder dar en un futuro talleres en las escuelas enfocados en el uso del
mismo.

Prontamente esperan tener el dispositivo funcionando. Esta es una meta a
cumplir en el próximo tiempo ya que a partir de un convenio con el Municipio
de Unión, probarán el dispositivo el año que viene en las canillas
municipales de la localidad. A mediano plazo los científicos esperan que
esto repercuta en otras localidades cercanas para poder así, a largo plazo,
solucionar la problemática de las pequeñas poblaciones que son las que están
desatendidas y abandonadas.

El consumo de arsénico tiene efectos que no son visibles al corto plazo, en
principio se muestran manchas en la piel, palmas de la mano, uñas y dientes.
El consumo prolongado de arsénico genera el Hidroarsenicismo Crónico
Regional Endémico (HACRE) que en su última fase desarrolla cáncer. «Hemos
descubierto comunidades que no tiene personas mayores de 55 años, no hay
abuelos en el pueblo y eso es alarmante (…) Con este trabajo estamos
cumpliendo el revalorizar el conocimiento que se dicta en la UNSL para
solucionar una problemática social, la responsabilidad social universitaria
está presente», resaltó la investigadora.

Con respecto al trabajo en equipo, Barroso destacó el compromiso de todas
las partes que conforman el grupo, provenientes de las facultades de
Ciencias Físico, Matemáticas y Naturales (FCFMyN), de Química, Bioquímica y
Farmacia (FQByF), de Ciencias de la Salud (FCS) y de Ciencias Humanas (FCH).
Además resaltó la necesidad de que el trabajo sea interdisciplinario, ya que
esta problemática sólo puede ser desarrollada si es vista desde las
perspectivas y visiones de cada carrera y especialidad.

 

Prensa UNSL
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