[UNSL] Confeccionan base de datos global sobre amenazas sísmicas en América del Sur

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Jue Nov 1 17:00:42 ART 2018


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Universidad Nacional de San Luis
1 de noviembre de 2018

Confeccionan base de datos global sobre amenazas sísmicas en América del Sur

La amenaza sísmica, fantasma que recorre el planeta en materia de desastres
ambientales, puede ser prevenida y con ello, sus drásticas consecuencias
para las sociedades. El investigador de la Universidad Nacional de San Luis,
Dr. Carlos Costa, coordinó un equipo regional de profesionales que
elaboraron una base de datos abierta, que permitirá a gobiernos y empresas
evaluar amenazas sísmicas a nivel regional. El trabajo, que hasta ahora ha
logrado detectar 1.570 fallas de posible actividad sismogénica, fue
realizado en conjunto con profesionales de distintas disciplinas, y
constituye un aporte a la seguridad de las sociedades que habitan las zonas
de peligro.

El doctor Carlos Costa es profesor del Departamento de Geología de la
Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales (FCFMyN) de la
Universidad Nacional de San Luis (UNSL) y coordinador para la Fundación
Global Earthquake Model (GEM), de un proyecto internacional que permitirá
cambiar la historia de los eventos sísmicos en América Latina.

Ya no habrá que correr tras el terremoto, como se ha hecho hasta la
actualidad porque el proyecto, no sólo actualizó inventarios existentes
mediante una estructura de trabajo colaborativa, entre científicos de
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay y
Venezuela, sino que sumó la información necesarias para que los eventos no
se conviertan en catástrofe.

La información compilada permitió la confección de una base global de datos,
abierta, que puede ser consultada y modelada por los usuarios de todo el
mundo y es la primera en su tipo para América del Sur y el Caribe. El
científico, define su trabajo y el de sus colegas, como el aporte que la
información geológica puede hacer a la caracterización de la amenaza sísmica
y a los criterios que existen para tratar de cuantificarla.

Desde el punto de vista geológico esto tiene que ver con la ubicación y
caracterización de fallas geológicas que son fuentes sismo génicas.“Son
–explica- como cicatrices de la corteza terrestre donde se acumula energía
elástica durante cierto tiempo con patrones personalizados para cada falla.
Cuando esa acumulación de energía elástica supera cierto límite, que es
propio de cada sector de la corteza, se produce un deslizamiento brusco, que
se traduce en la propagación de la onda que viajan a la corteza y producen
lo que conocemos o percibimos como un sismo”.

En América del Sur, la principal amenaza sísmica es lo que se llama, zona de
subducción o fosa del Pacífico, pero, se han identificado otras fallas que
son importantes, porque son más superficiales y tienen mayor chance de estar
cercanas a grandes áreas urbanas u obras de ingenierías como centrales
nucleares, o de almacenamiento radioactivo.

En Argentina, la principal amenaza no está asociada a la zona de subducción
sino, a la acumulación de tensiones o energías elásticas, dentro de la
corteza Sudamericana. “Es como si pensáramos en una torta de cumpleaños, que
cortamos en muchos pedacitos y empezamos a comprimirla, en algún momento,
algún bloquecito salta, y eso a escala continental es un sismo que puede ser
de magnitudes e intensidades muy distintas”, ilustró el científico.

En los problemas sísmicos se distinguen tres (3) conceptos: amenaza
(constituida por las características que hacen que pueda ocurrir en un
determinado espacio un sismo), la exposición (que identifica cuántas
infraestructuras, poblaciones o personas están expuestas a esa amenaza), y
la vulnerabilidad (que nos dice qué tan preparados están las poblaciones
para soportar esa amenaza). El análisis conjunto de esos valores, determina
el riesgo.

Uno de los aportes que recibió el trabajo internacional fue el del proyecto
SARA, por el que se hizo una alianza, entre el sector financiero y el
académico, para poder calcular sobre estándares homogéneos, la amenaza, la
vulnerabilidad y el riesgo bajo modelos probabilísticos que fundamentan la
toma de decisiones en los procesos de gestión.

Costa sostuvo que “había experiencias anteriores”, pero que su equipo fue
“un poco más allá” a tratar de poner esa información en un formato “que
puede ser leído por todos estos modelos de cálculos que son muy sofisticados
a nivel matemático y estadístico”.

El reto, entonces no fue sólo compilar e inventariar lo que ya conocían,
sino tener cierta certeza de que estaban comparando e inventariando con
criterios semejantes, estándares uniformes, y de modalidad abierta, para que
sus usuarios puedan consultarlas y acceder a los algoritmos que utilizan
para ese cálculo.

Quienes financiaron este proyecto fueron las industrias del reaseguro, que
deben tener esta información para tomar decisiones globales que les permitan
evaluar la factibilidad de grandes emprendimientos financieros.

Había una base estudios que quedó desactualizada. ¿Encontraron muchas
diferencias en las mediciones?

Cuando nosotros hicimos el primer inventario que fue para otro proyecto más
académico al principio de los ’90, inventariamos para Sudamérica y algunos
países de América Central, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Honduras, 360
fallas. Entre el 2005 y el 2007, otro proyecto internacional, esta vez
financiado por la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional,
inventariamos 565 y ahora solamente para Sudamérica inventariamos 1.570
fallas.

Como orgullo Sudamericano podríamos decir que hasta ahora es la única región
mundial que generó una base de datos construida en base al “networking”
local. Por primera vez pudimos construir el mapa probabilístico de amenaza
sísmica que pone probabilidades con respecto a la ocurrencia en tiempo y
espacio de un determinado evento. El objetivo final es que todos estos
resultados se trasladen a la previsión o actualización de todo lo que son
códigos sismo resistentes.

La ventaja de estos programas, es que siempre que hay un sismo generalmente
se habla de magnitud y de intensidad que son los parámetros que sirven para
medirlo. Ahora a los ingenieros que hacen diseños sismo resistentes les
interesa comprender, cuáles pueden ser los valores máximos de aceleración de
la gravedad porque esto es, básicamente, el mayor desafío que tiene que
soportar una estructura.

Estos programas no solo tienen en cuenta la falla, sino todo el catálogo
sísmico, una serie de ecuaciones que se llaman predicción de la trayectoria
de la onda, reducción de la energía y con todas esas capas de información de
naturaleza diferente, se integra ese análisis probabilístico que muestran
curvas de isoprobabilidad (igual probabilidad) que en los próximos diez (10)
años en ese sitio ocurra un sismo.

Todo ese tipo de cosas es algo que permite tener un lenguaje común o más
transversal entre las distintas disciplinas que trabajan en el caso,
ingenieros, geofísicos, geólogos, sociólogos que tienen distintas
metodologías de obtención de información y los usuarios, obviamente tampoco
entienden cómo se captura esa información, entonces el desafío es ponerla en
un lenguaje comprensible, sencillo y que esté disponible para la toma de
decisiones.

A las empresas de seguro les interesa muchísimo el tema de la resiliencia,
es decir, cuánto va a tardar en recuperarse la capacidad económica instalada
en una región, después de un sismo. Cuánto va a ser la caída del PBI en esa
región porque yo no tengo toda la seguridad en infraestructura o mi parque
industrial está más cerca de una zona que tenía problemas de suelo. Todas
las cuestiones que terminan determinando el alcance de un sismo.

¿Cómo receptan los Estados este tipo de investigación?

Hay una diferencia muy clara, más allá de la sociología, entre la situación
geográfica de cada Estado. Hay un precepto muy común que nosotros usamos en
riesgo sísmico que dice: nadie va a tomar acciones concretas para reducir el
riesgo sísmico si no sabe que está en peligro.

Por eso es muy distinta la respuesta de Chile a la de Argentina que su poder
político está en Buenos Aires, y allí las cosas que generan mayor
movilizaciones son, por ejemplo, las inundaciones. El problema sísmico se lo
considera restringido básicamente a la zona de Mendoza y San Juan.

Lo que nuestros mapas muestran es que eso puede ser una lectura bastante
incorrecta pero, la preparación para la resiliencia es muy variable y esto
más que dependiente del tipo de gestión o color político, tiene que ver con
la percepción social del fenómeno, por eso entendemos que la educación
social es el primer camino.

¿Hacia dónde se extiende el nuevo mapa fuera de la zona de Cuyo?

Nosotros consideramos, en cuanto a capacidad sísmica, toda la zona al Este
en lo que es Sierra Pampeana, San Luis, Córdoba, la Rioja, Catamarca y
Tucumán.

Hemos demostrado hace muy poco que en la Villa de Merlo, acá en San Luis,
tenemos uno de los mejores ejemplos de capacidad sismogénica. Las fallas que
bordean la Sierras Pampeanas, están prácticamente en capacidad de generar
sismos de magnitud 7 o 7.5. No sabemos cuándo, pero por esa razón,
consideramos que la vulnerabilidad de la región es mayor. La capacidad
socioeconómica instalada en esa región es mucho mayor que la zona de Mendoza
y San Juan. Tenemos San Luis, Rio IV, Córdoba, Santiago, Tucumán, la Rioja,
Catamarca, varias poblaciones, muchos diques y una central nuclear.

La originalidad de este mapa es que no se basa en el catálogo de sismos
registrados de manera instrumental con forma histórica como los mapas del
INPRES. Ese mapa es una foto que no necesariamente representa la película y
uno de los grandes problemas que tenemos en América del Sur es que las
principales capitales están sitiadas cerca de fallas como Caracas, La Paz,
Santiago, Mendoza, San Juan.

La idea es no repetir la historia, que siempre hemos tenido de ir corriendo
detrás del sismo, después del sismo de 1944 se creó el IMPRES, después del
ocurrido en 1977 se hizo el estudio de zonificación sísmica de San Juan; y
luego del sismo de 1985 en Mendoza se hizo la zonificación en esa Provincia.

La idea es que se deberían generar acciones de gestión preventivas antes, y
llevar a la práctica un código sismo resistente que es resistido porque
encarece costos, las autoridades de aplicación son generalmente los
municipios y el informe de zonificación del IMPRES duerme muchos años en los
cajones de varios municipios.

A veces no interesa la probabilidad sino que prima un criterio más
determinista. Si a mí me dicen que acá yo puedo tener un sismo de magnitud 7
y lo que yo estoy planificando es un ordenamiento territorial, un hospital,
una planta transformadora de energía, un basurero nuclear, yo no lo pongo.

¿Para las empresas debe tener un impulso distinto?

Si, es una asociación bastante inédita, las empresas necesitan de la
investigación para poder poblar sus bases de datos y a la parte académica
son recursos que de otra manera no conseguimos para motorizar proyectos
internacionales.

Esta iniciativa del GEM (Fundación Global Earthquake Model) nació en el 2008
y tiene sponsors tanto públicos como privados, del Banco Mundial, varios
gobiernos, varias corporaciones de seguros de Europa y EE.UU., servicios
geológicos de distintos países. Es un desafío grande pero bueno ya se han
generado los primeros resultados y de alguna manera esto es que genere una
presión lícita a la hora de decir acá hay algunas cosas que hay que
modificar, revisar o hacerlo de nuevo con metodologías más modernas.

¿Cómo se diseñó la nueva base de datos?

Lo hicimos con un geofísico italiano que maneja la parte informática y yo
propuse los criterios de compilación, qué parámetros, qué estructura de la
base de datos, cómo cotejar, qué criterios teníamos para homogeneizar esos
datos.

Nosotros trabajamos mucho con la datación de la edad absoluta de los
sedimentos que son técnicas muy sofisticadas, muy caras, no se hacen en
Latinoamérica, en base a eso que nos da el tiempo y en base al
desplazamiento de una falla nos da las velocidades y esas velocidades tienen
relación directa con la recurrencia de un sismo y con la magnitud que esa
falla es capaz de generar. Es el dato más preciado por los modeladores de la
amenaza.

Lo que se intentó hacer es que el modelo, aún con incertidumbres
epistémicas, posea índices de confiabilidad. Los geólogos por primera vez
pudimos ver el impacto de nuestros datos, como por ejemplo: la falla que
está en Santa Cruz de la Sierra que tiene un potencial muy alto.

Para que esto progrese tiene que haber programas institucionales bien claros
porque implica un entrenamiento específico que no se adquiere en el grado
sino el posgrado y esos recursos humanos hay que cuidarlos, por eso tratamos
que las agencias institucionales que tienen esa misión desarrollen programas
específicos para que haya una direccionalidad clara.

Los países que tienen participación en esto la van a actualizar, pero en los
que no tienen un programa claro ni entrena a sus recursos va quedar ahí.

 

Prensa UNSL
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