las cosas por su nombre

Jose Luis Ferro pichu en inter1.unsl.edu.ar
Vie Ago 14 10:10:10 ART 1998


Llamemos a las cosas por su nombre

En el proyecto de modificación del estatuto que presentan: Griselda Narda,
Alfredo Velazco, Miguel De Bortoli, Roberto Perino y Arístides Dasso, se
plantean una serie de propuestas que son para nada superadoras y
progresistas como pretenden aparecer. Lo peor es que no se animan, tal vez
conscientes del planteo elitista  que realizan(aunque enmascarado), a llamar
a las cosas por su nombre. También resulta incomprensible e irritante  que
tomen consignas de la Reforma del 18 tergiversando el sentido cuando hablan
de elección directa y participacion igualitaria de toda la comunidad
universitaria. El “Demos” en la reforma del 18 esta dado por la
participación estudiantil en la elección y  gobierno de la universidad de
manera directa no calificada. Tampoco se les pide que adopten este tipo de
posición realmente reformista, pero si que al menos se muestren como son. Lo
mismo que a los señores de ADU, que aparecen apoyando esta propuesta,
levantándose como los paladines de la democracia, cuando la participación de
su comisión directiva es por lista completa. Se trata de una cuestión de
coherencia.
No llamar a las cosas por su nombre significa decir:
Elecciones directas y con ponderación del voto, cuando en realidad se esta
pensando en un voto calificado. Porque elección directa significa, les guste
o no, una Persona un voto, independientemente de la situación social,
económica, laboral, de genero, de circunstancia (docente, graduado,
no-nocente, alumno) etc., de aquellas. No se requiere demasiada habilidad
para darse cuenta que en esa “ponderación” que se plantea en donde se toma
como elemento ponderativo la cantidad de representantes de cada claustro en
la Asamblea o en los Consejos Directivos , pone a las claras el interés de
continuar siendo el claustro docente quien defina las autoridades en la
Universidad, a pesar de decir  participación democrática e igualdad de
condiciones de cada integrante de la comunidad universitaria. Si así se
piensa, debería decirse claramente, pero si el animo no es suficiente para
ello, tampoco se debería presentar como un real interés de participación
democrática ni aproximarlo a posiciones cercanas a la Reforma del 18, ni
disimularlo con fórmulas limitantes que rozan la hipocresía.
No se les pide igualdad de todos los integrantes de la comunidad
universitaria en los cuerpos colegiados, por varias razones comprensibles
tal ves, y en las que algunas  seguramente coincidimos, pero no expresen
cosas que no son capases de asumir como deben ser.
En el momento de hablar de la presentación de listas de profesores y
auxiliares plantean que: se haga por listas separadas y se mantenga la
proporción como lo establece actualmente el estatuto (numero de profesores
no menor a cinco). Hubiese sido si un gesto importante y progresista que
plantearan la modificación de este articulo y que establecieran igual numero
de auxiliares y profesores (en rigor a la igualdad de participación que
proclaman) y que se alternara en la lista un profesor y un auxiliar, pero
no, porque las cosas hay que cambiarlas pero no tanto.
Esto se nota también, porque en ningún momento se cuestiona, es mas se
propone mantenerlo como lo hace el actual estatuto, si la  cantidad de
representantes alumnos, no-docentes y graduados es la mas cercana a la real
representación y participación democrática que se invoca (teniendo presente
lógicamente las restricciones que presenta la ley de educación superior)
Es razonable el sistema de incorporación proporcional a los cuerpos
colegiados, pero tendrían que pensar como la harán para los auxiliares (de
los que no se han interesado demasiado) en función de las posibles
proporciones que estos puedan tener en las listas ( considerando que no
proponen esa modificación en el estatuto ni en la reglamentación)  Habría
que desarrollar una formula mas a las ya existentes. 
Cuando se plantea que para la elección de rector se otorgara el mismo peso a
cada Facultad se presenta nuevamente una contradicción en lo que tiene que
ver a elección directa y se reafirma el sentido de corporación que se
pretende destituir. Si la elección es directa el peso del voto lo dan las
personas no las Facultades. Que sentido tiene proclamar participación libre,
democrática y en igualdad de condiciones de cada integrante de la comunidad
universitaria, si después es el peso igualitario de cada facultad lo que
define el gobierno de la Universidad. En lo que respecta a este peso por
Facultades no se modifica demasiado con lo que existe. Entiendo que esto se
plantee ante la posibilidad que por la superioridad numérica de algunos o
todos los claustros de determinadas Facultades pueda pensarse que los
candidatos de la formula saldrán siempre de estas y tendrán garantizado el
triunfo, pero es como pensar que los candidato a presidente y vice de la
nación solo podrían ser de provincias como Bs. As., Córdoba o Sta. Fe por
ser estas las mas numerosas. Estos son los riesgos de la elección directa,
que se eliminan por el perfil y capacidad de los candidatos que se presenten.
Muchas de estas observaciones son válidas para la elección de Decano y vice.
Puede que existan ideas aquí para discutir mucho más profundamente, pero sin
duda muchas de las planteadas en el proyecto citado parecen decir una cosa
cuando en realidad dicen otra.
					
                                                José Luis Ferro





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